Cáncer: la causa número 1 de muerte entre los bomberos
Ser bombero significa dejar a un lado su propia seguridad personal para ayudar a salvar a los demás. Significa que está dispuesto a asumir riesgos, incluso si eso significa poner su vida en peligro, siempre que lo tenga que hacer. También significa exponerse a amenazas invisibles en forma de sustancias químicas tóxicas que pueden provocar enfermedades laborales a largo plazo, como afecciones cardíacas, daños pulmonares y cáncer.
El cáncer es ahora la causa de muerte número 1 entre los bomberos. Según datos de la Firefighter Cancer Support Network (activa en EE. UU. y Canadá), el 66 % de las muertes en acto de servicio de los bomberos profesionales entre el 2002 y el 2019 estuvo causado por el cáncer. Los bomberos también tienen un 9 % más de riesgo de que se les diagnostique cáncer y un 14 % más riesgo de morir de cáncer que la población general. Y, según la catedrática Anna Stec, de la Universidad de Lancashire Central, la tasa de mortalidad por cáncer entre los bomberos menores de 75 años es hasta tres veces mayor que la de la población general.
Se han realizado múltiples estudios sobre el cáncer entre los bomberos. Tres de estos estudios se consideran estudios clave en el campo. Estos tres estudios clave sobre el cáncer de los bomberos son el Metaanálisis de LeMasters (LeMasters Meta-Analysis), el estudio del NIOSH y el estudio nórdico. Cada uno de ellos señala que los bomberos corren un riesgo significativamente mayor de que se les diagnostiquen diversas formas de cáncer, y de morir a consecuencia de ellas, que la población general.
Exposición a sustancias químicas tóxicas e hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP)
El motivo del mayor riesgo de desarrollar cáncer está relacionado principalmente con la exposición a las sustancias químicas tóxicas a las que se enfrentan los bomberos en su trabajo. Cuando algo arde, la reacción química que se produce emitirá productos residuales, entre los que se encuentran numerosas formas de productos químicos tóxicos, por ejemplo, partículas de HAP cancerígenas. Debido a los materiales sintéticos que se utilizan en los muebles y materiales de construcción de hoy en día, los incendios arden más rápido y con más temperatura, y liberan más gases tóxicos de lo que solían hacer en la época en la que se utilizan materiales más naturales.
Cuando los bomberos luchan contra un incendio, dentro o fuera de un edificio, están expuestos a estos gases tóxicos peligrosos. Mediante el uso de un equipo respiratorio, pueden protegerse a sí mismos, minimizando la inhalación de los productos químicos. Sin embargo, las partículas también se adhieren a su EPI, incluso a su traje de protección, ERA, máscaras faciales, botas y guantes. Eso significa que todo lo que toquen se contaminará y ensuciará y existe un gran riesgo de que su piel quede expuesta cuando se quiten el EPI.
También encontraron contaminación por HAP en todas las áreas medidas dentro de los parques de bomberos, incluidas las áreas de oficinas.
En un estudio reciente, Anna Stec, catedrática de incendios químicos y toxicidad de la Escuela de Ciencias Físicas e Informática de la Universidad de Lancashire Central en Inglaterra, examinó la correlación que existía entre la exposición a los HAP y la elevada incidencia de cáncer entre los bomberos. Anna y sus colegas investigadores descubrieron que no solo la contaminación de partículas de HAP cancerígenas aumentaba significativamente tanto en la piel del bombero como en su EPI después de las acciones de extinción de incendios. También encontraron contaminación por HAP en todas las áreas medidas dentro de los parques de bomberos, incluidas las áreas de oficinas. Utilizando factores pendiente del cáncer (un parámetro clave para la evaluación del riesgo derivado por la EPA; es una estimación de la probabilidad de que un individuo desarrolle cáncer si se expone a una cantidad especificada de producto químico (mg/kg) todos los días durante toda la vida), el resultado también indicó un riesgo notablemente elevado de desarrollar cáncer y la exposición principal parecía ser a través de la absorción cutánea (que también fue el caso en este estudio).
La evaluación de los riesgos es fundamental
Para que los bomberos se mantengan sanos, la descontaminación es de suma importancia. Minimizar la exposición a sustancias cancerígenas podría ayudar potencialmente a salvar vidas a largo plazo. La mayoría de los bomberos son muy conscientes de los riesgos, pero los conocimientos son algo clave. Es importante que todos los que trabajan en un parque de bomberos conozcan los datos y que todos sepan lo que pueden y deben hacer para ayudar a minimizar la contaminación y la recontaminación.
Un buen punto de partida es hacer una evaluación de los riesgos con el propósito de identificar los peligros y los riesgos significativos y decidir qué medidas tomar para reducirlos.
Los cinco pasos de la evaluación del riesgo son estos:
- Identificar los peligros, es decir, cualquier cosa que pueda provocar un daño.
- Decidir quién puede resultar dañado y cómo.
- Evaluar los riesgos y actuar.
- Hacer un registro de los hallazgos.
- Revisar la evaluación de los riesgos.